Estos días el cianuro forma parte del monumental enredo en que, desde hace meses, se ha convertido la política española. La razón por la que el cianuro ha salido a la palestra está en que la fiscal provincial de Madrid, Pilar Rodríguez, señalaba en un wasap, cuando decidió, junto al fiscal general del Estado, Álvaro García, hacer público que el novio de Isabel Díaz Ayuso buscaba un acuerdo con la Administración Tributaria para alcanzar un pacto ante los delitos fiscales cometidos. Lo hicieron pese a que los datos de un contribuyente no pueden hacerse públicos, según establece la ley. Bromearon con “añadir un poquito de cianuro” a la nota de prensa que habían redactado para hacer públicos los datos de un contribuyente. El wasap en cuestión está recogido en un largo informe que la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, conocida como la UCO, ha remitido al juez del Tribunal Supremo que instruye al caso en que el Fiscal general del Estado se encuentra imputado, así como la fiscal provincial de Madrid.
Todo ello ha traído a mi memoria una de las películas dirigida por Frank Capra que tiene por título “Arsénico por compasión”. Es una comedia de enredo, basada en una obra de teatro de la escritora estadounidense Myrtle Reed. Fue estrenada en 1944 y está interpretada por Gary Grant —afirmaría muchos años después que ese fue uno de los papeles de los muchos que interpretó que mayor placer le produjo— y por Priscila Lane. Grant es el único cuerdo de una familia de lunáticos. Cuenta la historia de un periodista, Mortimer Brewster quien, pese a sus furibundas críticas al matrimonio, acaba de casarse con la joven Elaine. Antes de marcharse de luna de miel, visita a unas tías —viejecitas encantadoras— que para acabar con la vida de ancianos que se encuentran solos y desamparados les dan a beber vino con una pizca de arsénico, que era suficiente para acabar con su vida. Ellas añadían un poquito de arsénico para acabar con la vida de los ancianos y estos fiscales bromean con añadir un poquito de cianuro en su intento de acabar con la vida política de Ayuso.
Más allá del delito de difundir los datos de un contribuyente —la justicia determinará si ambos ficales al difundir esos datos cometieron dicho delito— lo que esos wasaps ponen de manifiesto es la forma en como se tratan asuntos que, siendo de un particular, tienen una notable repercusión pública porque ese particular es la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, convertida, tras sus aplastantes victorias electorales, en el enemigo político más temible para el sanchismo. Si a ello añadimos que, desde la Moncloa, según la información dada por ABC y facilitada por Juan Lobato, secretario de los socialistas madrileños, le pedían que difundiera esos datos fiscales para atacar a la Isabel Díaz Ayuso en un debate en la Asamblea de Madrid, tenemos un episodio más del enredo en que algunos han convertido la política española de un tiempo a esta parte. Una cosa es la pizca de arsénico en el vino de la comedia dirigida por Frank Capra y otra el poquito de cianuro el que aludía la fiscal en su wasap.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 29 de noviembre de 2024 en esta dirección)